Una de las últimas entradas que escribí allá por 2010 cuando todavía actualizaba este blog fue, como podréis ver en el listado de posts, la review de la última película de Christopher Nolan en aquel entonces, Inception. Hoy me dispongo a romper el silencio que he mantenido en este blog, con la crítica de la nueva película del director británico: Interstellar.
Cuando se anunció el siguiente film de Christopher Nolan después de el esperadísimo cierre de la trilogía “The Dark Knight”, todo parecía indicar que se trataba de un proyecto muy prometedor: Mathew McCounaghey en estado de gracia, después de True Detective y Dallas Buyers Club la notable Anne Hathaway repitiendo con el director, Michael Caine valor seguro dónde los haya y un habitual de Nolan, y Jessica Chastain, gran actriz que nos va a dar muchas sorpresas en los años venideros.
Personalmente me gustaban todos los actores elegidos para esta película y cuando se dan esos factores, las esperanzas que uno tiene aumentan considerablemente. Por otra parte el título de la misma ya nos indicaba por dónde iban los tiros y aunque me parecía un terreno un poco raro para este director, no le di más importancia que la necesaria.
Todo cambió un año después cuando apareció el primer tráiler. No puedo negar que no me dijo gran cosa y califiqué la cinta de un “Armageddon” con tintes filosóficos dirigido por Nolan en vez de Michael Bay. Y lo cierto es que el resultado final, si lo tomamos con cierto humor, no dista mucho de ese prejuicio, pero la diferencia es que la película de la que estamos hablando hoy, vale mucho la pena.
¿Y qué tenemos para demostrarlo? Un argumento ya visto mil veces pero no por ello menos sólido.
“The Cosmos is all that is or was or ever will be”
La trama transcurre en un futuro distópico que se nos presenta con fragmentos de un documental ficticio el cual nos explica la situación de esa sociedad, en primera instancia. Nos explica como la humanidad ha ido dejando de lado los avances tecnológicos, la exploración espacial y en general la investigación científica para dedicarse a cultivar comida para poder sobrevivir. No sabemos en qué fecha transcurre todo exactamente pero es un mundo en el que poco a poco toda la vida del planeta se va extinguiendo y la gente tiene que cambiar de cultivo continuamente porque de repente las cosechas dejan de crecer.
Tras este panorama tan asolador, se nos presenta a Cooper, el personaje interpretado por McConaghey, como uno de estos granjeros que se dedica a cultivar maíz a pesar de ser un piloto cualificado. En este mundo su formación ya no es necesaria según las demandas actuales de la humanidad, ni que decir tiene que acceder a estudios universitarios es el privilegio de unos pocos para el que se necesita aprobación de un consejo escolar. Cooper es una persona inconformista atrapada en una sociedad resignada a desempeñar el papel que les ha sido asignado. Es una persona con aspiraciones asfixiadas por la necesidad de subsistir en ese nuevo mundo en el que le ha tocado vivir, a él y a su familia. Es su familia la razón por la que a Cooper le queda algo por lo que luchar, algo por lo que sobrevivir y es gracias a esta que su aburrida existencia da un giro de 180º. Es Murph la otra gran protagonista de esta historia, interpretada por una joven Mackenzie Foy (aka. “La niña-vampiro” de Crepúsculo) en su versión de niña y por Jessica Chastain en su versión adulta. Gracias a Murph, Cooper se da cuenta de unas anomalías gravitatorias que se dan en la habitación de esta, la cual asocia estos extraños comportamientos a un fantasma, cuando en realidad se trata de un mensaje. Es ese mensaje el inicio del viaje al que el director nos invita.
Un viaje emocional
Christopher Nolan es muy dado a intentar tocar la fibra sensible de los espectadores de sus películas, ya sea presentando dilemas morales o personales con situaciones en las que se ven inmiscuidas los personajes y en mi opinión, es en esta película dónde consigue una mayor inmersión en lo que sienten todos y cada uno de esos personajes. La historia que nos cuenta Interstellar, es una historia que a pesar de tener una premisa sencilla (un padre que está dispuesto a hacer lo que sea por sus hijos), no está carente de un sinfín de matices en los que vas recayendo a medida que se van presentando en el film.
Por una parte tenemos la necesidad y obligación de Cooper de proteger a sus hijos y garantizarles un futuro mejor, pero en el fondo, es una excusa como cualquier otra para satisfacer la motivación personal de hacer algo grande y distinto a la respetable profesión de cultivar maíz. En mi opinión es una película que habla sobre la irremediable finitud del ser humano, la inevitable carencia de importancia de las personas en este mundo y de como intentamos dejar huella en este plano existencial que conocemos, para que se nos recuerde y no quedemos olvidados en la inmensidad.
Nolan consigue conectar con el corazón de sus espectadores de una manera increíble gracias a todos los planteamientos y posibilidades que el desenlace de la trama nos plantea.
Lo que tenga que pasar, pasará
Lo cierto es que todo esto, sin desmerecer para nada la labor del director, no sería posible si no fuese por la intensa y grandiosa banda sonora de Hans Zimmer, la cual una vez más nos sumerge y nos mezcla con la acción de la película, consiguiendo grandes momentos cumbre que en mi más sincera opinión, ya son historia del cine. Un gran Mathew McConaghey que consigue transmitir toda la carga emocional que la película pretende proporcionar, también es una de las claves de esta película, pero el gran baluarte en esta ocasión, (perdonad mi devoción por esta mujer) es la gran Jessica Chastain que aunque la cantidad de minutos de metraje en los que aparece se antoja escasa, dada la duración de la película, le basta con su primera aparición para conseguir impresionar y emocionar a un servidor.
La “explicación” de los factores sí altera el producto
Pero a pesar de todos los detalles enumerados hasta ahora que elevan la película a nivel de obra maestra, no quiere decir que no haya nada reprochable. Hay otra cosa a la que el director británico es muy dado, y esa no es otra que las sobreexplicaciones de lo que está pasando en la película. Hay que reconocer que la existencia de las mismas son más entendibles en esta película, dado su carácter científico, el cual el espectador no tiene por qué conocer, pero el problema viene cuando se producen en situaciones incomprensibles, en las que si no hay ningún tipo de excusa cinematográfica para representarlas en pantalla. Si bien el número de las mismas se ha visto reducido en comparación con otras películas del autor, todavía hay un gran número de ellas que no hacen sino que plantearme si realmente son necesarias. También habría que reprocharle el pobre desarollo de la parte postapocalíptica de la cinta, la cual se queda un poco vacía en comparación con el espectacular despliegue visual del resto de la cinta.
Poco más me queda por decir de la increíble y maravillosa historia que los hermanos Nolan nos han brindado en esta ocasión. Sus 3 horas de duración se hacen cortas tras toda la gran historia que se cuenta en este filme. En definitiva, se trata de una película totalmente imprescindible para los amantes de la ciencia ficción, y me atrevería a decir del cine en general. Se trata de un viaje a las emociones del ser humano que dificilmente dejará indiferente a nadie.
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