Si hay algo que recuerdo especialmente de mi tierna infancia, es concretamente un día de la semana: el jueves. Ese día mi madre solía (y suele) ir a hacer la compra semanal y recuerdo que casi todas las semanas me traía un cómic (en aquellos tiempos se les llamaba tebeos). Mi madre no se fijaba en el género o la periodicidad del mismo, simplemente compraba uno de la librería del barrio y me lo traía para que me entretuviese. Y vaya que lo hacía. Mortadelo y Filemón, TBO, X-Men, Los Vengadores, Zipi y Zape, Rompetechos, Los Nuevos Titanes, Capitán América, Spiderman, Airboy… disfruté con cada uno de ellos.
Justo en esa época, recuerdo que a mis amigos y a mí nos entró el gusanillo de dibujar los personajes de Dragon Ball y de Saint Seiya (Los Caballeros del Zodíaco por estos lares). Recuerdo muchas tardes después del colegio en las que me llevaba mi libreta de dibujos a casa de un amigo para ver Bola de Drac en TV3, y nos tirábamos toda la tarde dibujando (o al menos intentándolo). Estábamos todo el día con lo mismo y claro, la publicación en España del cómic de Dragon Ball fue apoteósica para nosotros. Iba cada semana a comprar aquellos ejemplares de grapa de la Serie Blanca que publicaba Planeta DeAgostini con ansiedad, como si no supiese que iba a pasar en cada número (había visto el anime previamente).
Mi interés por los cómics fue creciendo conforme a lo interesante que estuviese cada semana Dragon Ball, por lo que para soportar el mono empecé a devorar todos aquellos que pasasen por mis manos. Cuando se me terminaban las existencias releía los números de la Serie Blanca, así como la sección de correo, en la que los lectores enviaban sus cartas con preguntas o dibujos para mostrarlos en aquella sección. Aparte de esto, había una sección que estaba en el reverso interior de la contraportada que creo que se llamaba “Manga Manía” en la que escribía un tal Alfons Moliné. Fue entonces cuando descubrí que aquello que estaba leyendo era un Manga.
Manga es la palabra que utilizan los japoneses para referirse a los tebeos o cómics, aunque en occidente se utilice para hablar de los cómics que son procedentes del país nipón. Y bueno, soy consciente de lo que la gente piensa sobre los cómics o sobre los mangas. Al igual que los videojuegos siempre han estado considerados una afición para niños, por lo que existe un gran desconocimiento en este ámbito por parte del gran público. Entiendo que en un primer momento puede echar para atrás el hecho de leer un cómic y pueden no gustar por una diversa serie de razones. Y además de ser conocedor de estas razones, las entiendo. Y las entiendo, porque he leído muchos cómics, y comprendo lo que supone para una persona no habituada a este pasatiempo, leer uno.
España, no es Japón, y ni siquiera se le parece un poco. Allí todo el mundo, o la gran mayoría, lee cómics, o para ser más exactos, lee mangas. Para los japoneses leer mangas, es cómo leer el periódico o las revistas del corazón. Además, los mangas son editados en publicaciones semanales de bajo coste, que más que revistas de cómics, tienen aspecto de guía telefónica (sí, sí, cómo las Páginas Amarillas). Allí hay mangas para todo el mundo. Para niños, para niñas, para chicos, para chicas, para ejecutivos, para bomberos, para amas de casa…. para todo el mundo existe un manga. Es una forma más de arte para los japoneses. Los mangakas (así se llama a los autores de manga) son gente respetable y en algunos casos muy famosa, dependiendo del éxito del manga del que sean autores.
Y toda esta dedicación de la sociedad japonesa hacia este arte, hace que allí leer cómics, no resulte nada raro y por ello se edite tanta variedad de historias. Pero claro, cómo he dicho anteriormente, España no es Japón, y aquí la variedad brilla por su existencia, y aunque existiese, no se comprendería, y al no venderse, fracasaría. A pesar de la proliferación de los últimos años en la publicación de manga en nuestro país es una afición muy poco extendida, por lo que resulta prohibitiva en muchos casos.
Al leer todo esto os estaréis preguntando a donde quiero llegar ¿no?. Con este artículo no pretendo hacer una explicación detallada de la historia del manga, sino que quiero explicar, que a pesar de que hay muchos cómics publicados en España, (tanto nacionales, cómo extranjeros) que os pareceran una basura (porque los hay, y lo siento por sus autores, pero es la verdad) siempre hay propuestas que valen la pena.
Y esto es la presentación de una nueva sección en el blog que aunque seguramente no necesita presentación, ya que podría haber empezado por recomendar directamente un manga, he decidido hacerlo de este modo. Periódicamente (ni idea de la periodicidad) voy a ir publicando artículos en los que os recomendaré distintos mangas o animes que vayan interesándome, porque a pesar de no ser un gran conocedor del mundillo pienso que tengo buen gusto (modestia aparte).
Aunque la explicación de como me inicié en esto del manga ha sido escueta pienso que es lo bastante larga como para aburriros así que he cumplido mi objetivo.
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