Si hay una cosa que tengo clara cuando veo un largometraje de Pixar, es que no estoy viendo una película para niños. No lo digo porque tenga algo contra el cine infantil sino que normalmente el cine de animación suele ser equivalente a cine para los más peques, aunque hay muchos exponentes del mismo que dicen todo lo contrario. Tengo claro que las pelis de la compañía del flexo (se llama Luxo y es la mascota de Pixar) siempre tienen pinceladas por ser sus propietarios Walt Disney Studios, pero ya se encargan ellos de intentar escapar de esa tónica para ofrecernos auténticas obras maestras (no hace falta que mencione todos los cortos geniales que han hecho). La compañía californiana de animación siempre ha dado ejemplo respecto a lo que se puede hacer con la animación en 3D (para mí son insuperables) y en su última película, nos muestran una vez más lo que son capaces de hacer con una buena historia.
En “Wall-E” se hace un homenaje al cine de ciencia ficción con la elaboración de un filme que posee todos los elementos necesarios para encandilar a todos los aficionados a este género. Cuenta la historia de un droide creado en serie para la conservación del planeta Tierra, que tras años de ser maltratado por la sociedad llega a convertirse en inhabitable. La trama comienza con un Wall-E (abreviatura de Waste Allocation Load Lifter-Earth Class) que sigue día a día haciendo el trabajo para el que fue diseñado en una Tierra deshabitada y completamente desolada. Pero todo cambia el día en que llega una nave de reconocimiento, y deja a otro androide llamado EVE (Eva en la versión española) pululando sobre la faz de la tierra. A partir de ese momento la solitaria y monótona vida de Wall-E da un cambio radical.
Para mí la película cuenta con tres partes bien diferenciadas, cada una con sus propias referencias a otros filmes o libros de ciencia ficción, pero sólo haré referencia a la primera de ellas, para no spoilear mucho. La primera parte está inspirada, sin ninguna duda, en la obra de Richard Matheson, concretamente en “Soy Leyenda” (que también analicé en este blog), que muestra una visión triste y desoladora de la civilización humana, con un individuo aislado de la sociedad, para mí la mejor parte de la película. Respecto a las otras dos partes, solamente diré que tienen guiños de películas como “Yo, Robot”, “2001: Odisea en el Espacio” o incluso “The Matrix”, entre otras. Pero si tengo que destacar algo de la película, aparte de lo obvio que resulta todo lo que he dicho ya, es la maestría de la factoría Pixar al hacer una película que con tan poco diga tanto. ¿Qué se puede decir de una película que en los primeros 45 minutos solo se pronuncien 3 palabras y alcance una grandeza inconmensurable? ¿Qué se puede decir de una película que con esas tres palabras nos haga sentir tantas emociones y tan diversas? ¿Cómo podemos sentir todo eso hacia una máquina? Pues la respuesta a todas estas preguntas las tiene Pixar, que ha dotado de una personalidad e humanidad a su personaje robótico dándonos una lección de animación y dirección cinematográfica.
En conclusión, se trata de una historia de robots con trasfondo ecológico que si bien no agradará mucho a los peques por sus pocos diálogos, se trata de toda una joya cinematográfica para todos aquellos a los que les guste la ciencia ficción.
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