Acabo de terminar, hace un rato, la segunda temporada de Cobra Kai. No tenía pensado escribir más que un tweet sobre ella pero tras hacerlo sentí que tenía que razonar un poco más mi comentario acerca de ella.

Esto es algo que podría haber hecho con un hilo pero ¿por qué no hacerlo un poco más oldschool como la serie de la que estoy hablando y escribir un post?

No hace falta decir que si no habéis visto la serie, lo que va a continuación podría ser SPOILER, así que mejor no sigáis leyendo si no queréis que os la arruine.

¿A qué me refiero con que está perdiendo su esencia?

Esta serie empezó su andadura en YouTube en 2018 pero ha sido la adquisición de la misma por parte de Netflix lo que ha disparado su popularidad. De hecho, yo no la había visto hasta hoy. Si os soy sincero me había olvidado completamente de su existencia.

De las películas originales de Karate Kid solamente recuerdo bien su primera parte, la más icónica de largo. Es una película muy ochentera en todos sus aspectos y en mi opinión muy disfrutable.

Tiene muchos clichés y esto está bien, de hecho ese es uno de sus grandes méritos como producción audiovisual. Si Karate Kid era la historia de Daniel LaRusso y su manera de lidiar con el bullying, Cobra Kai es la historia de su antagonista Johnny Lawrence.

La serie, en principio, estaba enfocada desde el punto de vista de Johnny y muestra a LaRusso como un idiota al que le ha ido bien en la vida y a él como a un pringado que consigue sobrevivir a duras penas.

Este punto de vista tiene su gracia cuando empiezas a ver la serie, la cual utiliza la nostalgia como principal motor y muestra el devenir de los protagonistas de la película original.

En esta serie, los que se supone que son «los buenos», son los alumnos de Cobra Kai, y no te cuesta estar de su parte porque al final no son mala gente. Pero a medida que va avanzando la serie estos se convierten en los típicos «malos» de ficción y eso al espectador empieza a chirriarle. Esa es la razón por la que los guionistas deciden traer de vuelta a los «buenos», los partidarios de LaRusso y Miyagi-Do. Al crear esta necesidad, forzosamente te pones de parte de la facción contraria.

Supongo que tras lo que pasa en el último episodio de la segunda temporada, esto podía ser revertido, pero tras ver lo que pasa con Cobra Kai ya tengo claro que los guionistas se han equivocado a la hora de enfocar la serie.

Empecé con muchas ganas la serie, pero al final se ha ido convirtiendo en lo contrario a lo que pretendía ser en sus inicios.

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